Si viajar con un niño pequeño por libre, solo con el billete de ida – vuelta, de mochila y en transporte público por el mundo, ya habíamos comprobado que no tenía mayores inconvenientes, viajar con un niño celiaco suponía para nosotros un gran reto.

En nuestro caso, todo empezó cuando Álvaro tenía 18 meses, fue al regreso de nuestro viaje por Argentina en el año 2003 y siguiendo con nuestra rutina de visitas al pediatra antes y después de cada viaje. Todos nuestros presagios quedaron confirmados tras recibir los resultados de las pruebas pertinentes, Álvaro era celiaco.

Todo lo que pasó por nuestras mentes a continuación fue…confusión, preguntas, miedos, incertidumbre y sobre todo mucho desconocimiento. ¿Y ahora?, ¿y viajar?, ¿y,y,y,y,y?…

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Sin Gluten también se puede

Gracias a los especialistas en el tema a los que consultamos y a las asociaciones de celiacos, aprendimos a compartir nuestra vida cotidiana y sobre todo nuestra vida viajera con la enfermedad y en ningún momento pensamos en renunciar a nuestro sueño de viajar en familia.«Viajar es la mejor manera de aprender y  superar miedos».

Sin Gluten

Alvaro disfrutando de menús sin gluten en sus viajes

Nuestro primer viaje sin gluten!!!

Ya llevábamos unos meses de dieta sin gluten en casa y nos planteamos la posibilidad de empezar a pensar en nuestras próximas vacaciones. Había llegado el momento ideal, México siempre nos apasionó, así que a parte de preparar nuestro viaje como siempre, esta vez teníamos otra pasajera a bordo, «la celiaquía«,de la que poco sabíamos todavía, ya que llevábamos solo unos meses con ella. Álvaro ya había cumplido sus espléndidos dos añitos y medio y estaba hecho un toro, pues desde que empezó con su dieta «sin gluten«, dio un cambio espectacular.

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Vivencias por el mundo a pesar de su celiaquía

Los preparativos.

Empezamos por hacer una lista de todos los alimentos no perecederos que teníamos que llevarnos de España. Álvaro era muy pequeño así que no fue nada complicado. Por las mañanas se tomaba una papilla espesa de cereales «sin gluten«, al mediodía íbamos a procurar cocinarle algo y por las noches se tomaba un tremendo biberón.

Preparamos una mochila únicamente cargada con la comida, llevábamos sobre todo muchos paquetes de cereales aptos para biberones y papillas, varios paquetes de galletas y algo de pan de molde «sin gluten«. Uff, había que procurar no olvidarse de nada y sobre todo tener en cuenta que nuestro viaje iba a durar treinta días!.

Recorrimos el país desde D.F hasta Cancún, lo que viene siendo toda la Ruta Maya. Para que el tema de la comida del enano no fuera un inconveniente decidimos que la mejor solución era alojarnos en los hostels, para nosotros eran casi desconocidos, pero eran económicos, limpios, céntricos, llenos de viajeros de todas las edades y nacionalidades y sobre todo y lo más importante, tenían cocinas completamente equipadas incluso con nevera para guardar tu comida, ¡¡era perfecto!!

El día a día.

Por las noches planificábamos la ruta a seguir al día siguiente, así que desde que nos levantábamos por las mañanas y mientras uno preparaba el desayuno, el otro se acercaba al mercado más próximo y compraba las verduras y la carne o pescado para el almuerzo del campeón!. Mientras desayunábamos se cocinaban las viandas y listos!, en todos los viajes con niño, llevábamos un termo especial con capacidad para 1/2 kilo y que mantenía la comida caliente, así que después de triturarlo todo lo metíamos dentro, cargábamos la mochila a la espalda, «el gordo» en el carrito y ya no había nada que nos impidiera disfrutar. Cuando llegaba la hora del almuerzo, el rubio se lanzaba ese medio kilo de potaje como un auténtico jabato.
Para la merienda era sencillo, le comprábamos compotas o algún yogur acompañado de alguna galletita y para la cena su gran biberón cargadito de cereales «sin gluten«.

Después de México, vinieron, Marruecos, Turquía, Tailandia, Vietnam, Malasia, Europa, China, Laos, Camboya, Brunei, Borneo, Indonesia,…así hasta un total de cuarenta países, porque de esto han pasado ya doce años!.

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La mochila despensa de Álvaro

Hoy en día, seguimos viajando con «la mochila despensa«. Álvaro está a punto de cumplir catorce años y la cosa ha cambiado bastante desde hace tiempo, como os podréis imaginar, ya no come papillas ni toma bibe, así que el volumen de la comida a llevar también ha crecido.
Hemos cambiado los paquetes de cereales por los corn-flakes y añadido spaguetti, macarrones y pan, mucho pan de molde para desayunos y meriendas, nutella, paquetes de sus galletas de chocolate preferidas, y por supuesto las gestionamos bien. No olvidamos llevarle también una buena bolsa de chuches de las que más le gustan.
De todas formas le encanta el arroz, el sushi, el pescado, McDonald’s, y la comida «sin gluten» de los aviones…así que con él da gusto salir de casa.

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100% SIN GLUTEN, solo hay que verle la cara a Álvaro

Consejos.

Aunque viajéis a países donde se supone que su gastronomía carece de «gluten«, ¡¡¡ojo!!!, preguntad siempre porque tienen algunos cereales que un celiaco no los puede comer. Lo mejor es comer mucho pescado o pollo a la plancha, pollos asados, fruta y woks de verduras.

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Allá donde fueres, come lo que vieres, Sin Gluten claro!

Últimamente en España por suerte estamos acostumbrados a ir a un McDonald`s y no tener problema en pedir que nos adapten un menú “sin gluten” a cualquiera de los que ofrece la carta, pero debemos tener bien presente que en muchos países esto no es así, con lo que nada mas entrar en uno, debemos pedir la carta para alérgicos que suelen tener en todos los restaurantes de esta empresa, así sabremos lo que podemos pedir. Últimamente hemos descubierto que la mayoría de restaurantes controlan bastante este tema y te sirven sin mayor problema alimentos sin gluten.

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Lo mejor para un celiaco, es hacerse amigo del cocinero

La mochila en la que llevamos toda la comida sin gluten de Álvaro, siempre la portamos como equipaje de mano, evitando así una posible pérdida o extravío, con las nefastas consecuencias que esto nos supondría, exceptuando algún bote de Nutella, éste si hay que facturarlo de lo contrario no pasarán los controles de seguridad de los aeropuertos, con lo que tendréis que dejarlo en él. Otra de las cosas que solemos llevar es el tomate Ketchup, compramos una caja de la marca Mercadona, en la que vienen en pequeños sobres monodosis de 20g así los podéis pasar en los controles de seguridad de los aeropuertos. La marca Prima también tiene este sistema en ketchup, mostazas y mayonesas.
Tomando estas medidas no hemos tenido problemas en ningún aeropuerto, salvo una vez que nos quitaron el bote de Nutella por no facturarlo.

Reflexión.

Así transcurre nuestra vida como «familia viajera sin gluten«. Sin duda nos merecemos un aprobado alto los 3.
Conseguimos desde nuestro primer viaje vencer el miedo a viajar con la enfermedad muy lejos de casa, a países desconocidos y durante muchos días seguidos.

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Nosotros le damos la espalda al miedo

¡¡Estamos orgullosos por ello!!. Una vez más las excusas para viajar con niño sobran y ahora, más que nunca!!

¡¡¡ La vida viajera es bella…y «sin gluten», también!!.