Superado el tremendo susto en el que casi perdemos la vida en un accidente con el bus que nos traía a Vientiane y que ya os hemos contado en otro post, llegamos por fina a esta pequeña pero interesante ciudad, la capital de Laos, sanos y a salvo.

Hay lugares que te atraen a simple vista, desde que te enteras que existen y comienzas a buscar información sobre ellos, empiezas a encontrar fotografías y luego cuando por fin consigues viajar al lugar te das cuenta de que además también te sorprenden.

Lugares en los que sin ser grandes destinos turísticos, o como en este caso, grandes capitales de visita obligada, llegas a sentirte muy a gusto con tan solo pasar unos días en ellos. A nosotros nos ocurrió con la pequeña Vientiane, a pesar de que conocemos a poca gente a la que esta ciudad les haya gustado, nosotros desde un primer momento nos sentimos muy a gusto en ella y nos pareció como que ya la conocíamos.

Una vez arribados al centro de Vientiane nos dedicamos a buscar alojamiento, práctica habitual cuando llegamos a cada nuevo lugar. Por comodidad, durante este viaje lo que solíamos hacer para no andar cargando con las mochilas de aquí para allá los tres juntos. Montse, al tener el problema en el brazo, se quedaba con las mochilas esperando en un lugar y Álvaro y Octavio salían en busca del chollo de alojamiento (hay veces que se consiguen). En Vientiane, nos sorprendió que los precios fuesen más caros que en Luang Prabang, pero encontramos un buen lugar en el Vientiane Star Hotel. El recepcionista nos empezó a regatear que casi nos vuelve locos, primero regateó a la baja, para empezar nos dijo un precio, después nos lo subió y cuando amenazamos con marcharnos nos dejó un precio más bajo que el que habíamos aceptado en un principio. Meses después seguimos dándole vueltas sin entenderlo, el caso es que la jugada nos salió bien y nos quedamos allí.

Vientiane nos encantó, es una ciudad pequeña, de gentes sumamente simpáticas, tiene mucho ambiente, sobre todo concentrado a orillas del Mekong  donde a Álvaro le encantaba ir a pasear por las tardes noches, donde se  monta un mercadillo callejero bastante llamativo y numerosos puestos de comida.

Vientiane

Mercado Callejero en el Mekong

Los laosianos y por mayoría aplastante, las laosianas, se juntan todas las tardes en esta zona para hacer deporte. Practican aerobic en conjunto, a veces forman varios grupos y a aveces todos juntos, es gratis, además, el motivo por el cuál se congrega tanta gente debe ser porque a la vez que practican deporte, disfrutan de uno de los atardeceres más bonitos del mundo. Bailan y bailan al ritmo que les impone la música y siempre suele haber un coreógrafo que les marca el compás, hay gente de todas las edades, desde ancianos a niños, la verdad que es todo un espectáculo.

Vientiane

Aerobic en la calle

Vientiane

Atardecer sobre el Mekong

Si viajas con tus hijos a Vientiane, en la rivera del Mekong encontrarás uno de los pocos jardines con parque infantil de toda la ciudad, justamente se encuentra detrás del Palacio Presidencial, también dispone de espacios para poder jugar a la pelota.

A parte de contemplar las artes bailongas de sus habitantes y de hacer unas cuantas payasadas frente al atardecer, también nos dedicamos a pasear por Vientiane. En ella encuentras algunos templos y pagodas, además de resquicios de la arquitectura colonial francesa que le dan ese toque tan especial. Un paseo bonito de hacer y que nosotros disfrutamos es ir desde el Palacio Presidencial hasta el Arco de Triunfo. La ciudad es muy llana, por lo que si queréis en vez de caminar también podéis alquilar una bici o para los que no estéis dispuestos a darle a los pedales también lo podéis hacer en moto.

Vientiane

Payasadas en familia

Vientiane

Palacio Presidencial

Que destacaríamos de Vientiane para aconsejaros poder visitar en dos días que es lo que nosotros estuvimos en la ciudad, pues aquí tenéis unas cuantas propuestas que a buen seguro os gustarán;

El Arco de Patuxai o Arco de Triunfo, lo vamos a situar en primer lugar, no porqué nos gustase más o menos que lo demás, sumó porque quizás es uno de los emblemas de la ciudad.
Es el Arco de Triunfo de Vientiane, también llamado Arco de la Victoria, y fue mandado a construir en 1962 en memoria a los fallecidos durante la guerra de la independencia de Laos con Francia. Esta situado en el centro de la ciudad y rodeado de bonitos jardines. La entrada no es gratuita pero se puede llegar hasta lo más alto del arco donde se ubica una gran terraza desde donde poder contemplar la ciudad. Algo curiosos es que mientras vas subiendo, te vas encontrando varias plantas y adivináis de que están repletas…claro de tiendas de souvenirs.

Vientiane

Arco de Patuxai

Vientiane

Vistas de Patuxai Park

Wat Si Saket, es un templo situado a media hora escasa caminando desde el barrio viejo de la ciudad. Su interior está repleto de más de figuras de Buda unas 2000. Fue construido en el siglo XIX y aunque no es demasiado antiguo, ostenta el título de ser el edificio más antiguo de Vientiane y de haber aguantado en pie después de haber sufrido dos importantes guerras. de visita obligada. Se encuentra rodeado de edificios modernos y grandes avenidas, por las que el ir y venir de jóvenes monjes con sus túnicas naranjas dan un contraste peculiar a la zona.

Vientiane

Wat Si Saket

Vientiane

Wat Si Saket

En fin, dos días no nos dieron para más visitas turísticas, lo dicho, a pesar de ser una ciudad con pocos fans en el mundillo viajero, a nosotros nos gustó.
Capital pequeña, y sobre todo muy tranquila, aquí parece que el tiempo no corre, como en el resto de Laos, la gente que vive en esta ciudad dudamos que utilicen el vocablo stress.