Durante nuestro gran viaje de 2013, el #asiapara3 y concretamente a China, no podíamos dejar de visitar quizás una de las ciudades más bonitas de este país, Pingyao.

Pingyao se encuentra a caballo entre Beijing y Xian. Es una ciudad muy turística que además de atraerte por su belleza, te pila de paso si quieres acercarte a Xian para contemplar a sus famosos guerreros de terracota.

Pingyao

Edificios antiguos, hoy convertidos en comercios

Pingyao

El tiempo parece haberse detenido en Pingyao

La ciudad de Pingyao y concretamente su ciudad vieja fue inscrita por la Unesco en 1997 en la lista de ciudades Patrimonio de la Humanidad. El precioso casco antiguo de Pingyao está amurallado, nada menos que 6 kilómetros de longitud y 12 metros de altura mide la muralla, se pueden contar en ella hasta 6 puertas y unas 70 torres aproximadamente. Es posible subir a alguna de las torres y desde arriba tener unas buenas vistas de la ciudad de intramuros y su preciosa arquitectura.

Paseando por Pingyao uno deja volar la imaginación hacia el pasado

Pingyao

Numerosos anticuarios salpican la ciudad de Pingyao

Calles anchas repletas de antiguas y majestuosas edificaciones convertidas en locales comerciales, restaurantes, anticuarios, boticas y hostels que hoy son transitados por cientos de turistas que como nosotros acuden hasta Pingyao para contemplar su belleza.
Callejones estrechos de casas más modestas y donde mayormente habitan los lugareños. Tanto unas como otras son un verdadero hervidero de gente tanto de día como de noche.

Pingyao

Comercios abiertos al caer la noche

Pingyao

Pócimas mágicas que te hacen eterno como a Pingyao

Vendedores ambulantes de avanzada edad que te venden lo inimaginable, a nosotros una máquina de coser de bolsillo, que por cierto, a pesar de haber atendido ojipláticos a las explicaciones del anciano vendedor, ninguno de los tres hemos sabido nunca como funciona, no importa, seguro que con nuestra compra, contribuimos a la mejora de la economía de gente como él. La pobreza está muy patente en China y Pingyao no es una excepción.

Pingyao

Vendedor de máquinas de coser de bolsillo

Nosotros decidimos que queríamos alojarnos en una casa típica y así lo hicimos, concretamente en el Tian Yi Hostel, ubicado en uno de los oscuros callejones de la ciudad vieja, cerca muy cerca de la calle principal, la casa era regentada y habitada por una familia que nos acogieron con enorme simpatía y cordialidad.
Las casas típicas de Pingyao constan de un enorme patio interior, teñidos de moho y repleto de flores y plantas en el que se ubican a su alrededor las habitaciones. En el interior de éstas un gran camastro donde dormimos los tres y un pequeño y modesto baño que nos hacía el avío. Paredes pintadas y decoradas con sencillos cuadros y una persiana de caña que tapaba la puerta.

Pingyao

Patio interior de nuestro Hostel

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Entrada de nuestro Hostel

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Puerta de nuestra habitación

Durante nuestra estancia en Pingyao el cielo permaneció siempre gris. Una leve pero molesta lluvia no dejó de acompañarnos durante nuestros paseos. Sus calles empedradas brillaban al caer la noche, un sinfín de faroles rojos y luces de neón, se encienden al anochecer y se encargan de darle a la ciudad si cabe aún más belleza. Las fachadas de los imponentes edificios y el asfalto de sus calles ennegrecidos por el tipo de piedra pero también por el paso del tiempo y la humedad reinante, resplandecían entre tantas luces.

Pingyao

Reflejos de lluvia y neones

Pingyao

Luz y color invaden las calles de Pingyao de noche

Pingyao es sin duda un precioso espectáculo tanto de día como de noche, pasear por sus calles fue para nosotros una bonita experiencia y un cúmulo de sensaciones que sin darnos cuenta hacían volar nuestra imaginación al pasado, un pasado glorioso que tuvo gracias a las dinastías Ming y Qing y que hoy en día varias instituciones se esmeran por conservar.

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Locales antiguos y cerrados en Pingyao