El fútbol es uno de los deportes más universales y que se practica en todo el mundo, todos lo conocemos y hemos disfrutado con él alguna vez. Pero nosotros no queremos hablaros del fútbol como deporte de masas, ni del fútbol que mueve millones de €/$. En este post queremos hablar de nuestro fútbol, el que se juega con un balón en la calle, en el barrio, en el patio del colegio, en la playa, en el monte, queremos hablaros del que se disfruta con amigos, en familia y con el que no hace falta casi nada para poderlo practicar, basta con tener una pelota y un pedacito de terreno para echar una pachanguita.

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En nuestros viajes siempre nos ha acompañado una pelota, en nuestro caso es una forma más para que el pequeño Álvaro se entretenga. La nuestra es un tanto especial, es una pelota viajera porque es de espuma y de pequeñas dimensiones, así es más fácil a la hora de guardar en la mochila y poder jugar con ella en cualquier lugar sin temor hacer daño, molestar a nadie o romper cosas.

Nosotros allá por donde hemos estado siempre hemos terminado jugando algún partidito, dando toques al balón con los lugareños o simplemente nosotros tres solos. Es infalible, en cuanto la pelota asoma por la mochila! los niños y los no tan niños, se te van acercando al ver lo bien que lo pasamos y al enterarse de que somos españoles, de «La Roja», se unen a nosotros y pasamos momentos inolvidables.

Con un balón en la mochila

El fútbol a este nivel no entiende de idiomas, razas, culturas, de religión ni tampoco de política. Es simplemente un juego divertido, un juego en el que los compañeros de equipo se entienden a la perfección, simplemente con solo un gesto o una mirada, por eso, intentamos disfrutarlo con adultos y niños en todos los países que visitamos, es una buena toma de contacto con los demás y muy gratificante sobre todo cuando viajas con tu hijo.

Lo hemos practicado en plazas, parques, jardines, estaciones de tren, de buses, en aeropuertos, en terminales de ferrys, también en plena calle, esperando a que pasasen los coches, en hoteles, hostels, en playas, yacimientos arqueológicos, en….. ufff cualquier lugar donde pudiésemos sacar la pelota y dar dos patadas.

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Hasta dentro de un avión, concretamente en el vuelo que nos llevó de Madrid a Atenas. Tuvimos una larga y desquiciante espera de varias horas dentro avión sin despegar del aeropuerto y para Álvaro que estaba empezando a andar fue una gran distracción, lejos de molestar a nadie, no fue el único que terminó dándole alguna patadita al balón.

En Argentina jugamos en casi todos lados, Buenos Aires, Ushuaia, Puerto Iguazú, en Mar de Plata, mientras comíamos un asado… es broma!! ..hasta ahí no hemos llegado, pero casi casi jejeje.

También en la Plaza del Zócalo, de Ciudad de México,  como ya os hemos contado la despertamos jugando un partidito entre los tres. En San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, unos niños se entusiasmaron con nosotros al vernos jugar y se unieron a nosotros rápidamente. En el Zócalo de Oaxaca, José y sus amiguitos, que vendían tabaco a los turistas, dejaron su injusto trabajo por unos minutos para volver a ser niños y darle unos toques a la pelota con nosotros.

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Jugando al fútbol en la plaza del Zócalo, Ciudad de México, año 2004

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Chiapas, México jugando al fútbol con los niños del lugar

Hasta la famosa plaza Djemaa el Fna en Marrakech era testigo durante nuestra estancia  de los partidos entre Álvaro y papá. Todas las mañanas mientras mamá seguía durmiendo, estos dos entregados deportistas llegaban a ella sobre las seis de la mañana y en una de estas se les unió algún que otro Gendarme de la policía marroquí para dar unos toques al balón. En estos casos, si alguna cosa había que agradecerle al enano por levantase tan temprano, era la posibilidad de ver y conocer la plaza vacía, en silencio e ir viendo como cobraba vida, el ir y venir de sus gentes, como iban montando los tenderetes que tan buen ambiente creaban a lo largo del día y la noche.

En el barrio Andalusí de Fez, Marruecos, también pasamos grandes momentos con un grupo de niños que se empeñaron en acompañarnos y hacernos de guías para enseñarnos orgullosos su Medina a cambio de unas coca-colas bien fresquitas.

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Compartiendo juegos en Fez, Marruecos, año 2005

 

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Essaouira, Marruecos 2005

Otro lugar mágico en el que jugamos fue en el castillo de la Ciudadela de Ankara, Turquía, nada mas vernos dar unos pases se nos juntaron unos niños y tremenda pachanguita que hicimos, una hora casi estuvimos jugando al balón ante las miradas de otros turistas que estaban visitando el lugar.

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Ankara, Turquía año 2006

En Bangkok jugamos un España – Tailandia con un padre y su hijo que se encontraban en los jardines del Fuerte Phra Sumen junto al Mae Nam Chao Praya, en la zona de Khao San Road, vaya risas y que bien lo pasamos aquella tarde. Recuerdo que era el primer día que estábamos en Tailandia, mejor no se puede empezar en un país. Otro partidito y clase de fútbol que dimos fue en Ko Pha-Ngan, jejeje aquí con adultos, no veas como le pegan al balón, lo en forma que están y la caña que nos dieron!!!.

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En un parque de Bangkok, Tailandia, año 2007

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En las playas de Tailandia es habitual jugar al atardecer, Tailandia 2007

En Pulau Tioman, Malasia, Álvaro se juntó con una familia belga que estaban viajando por la zona y en esa hermosa playa vimos caer el atardecer entre partido y partido, la verdad es que el lugar invitaba a disfrutar haciendo deporte.

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Pulau Tioman, Malasia compartiendo juegos con otras familias

En nuestros viajes por Europa con la camper también hemos jugado en los camping o en los estacionamientos de Autocaravana visitados. Un buen partido que hizo Álvaro, fue durante nuestra visita a la ciudad de Tolosa, en Donosti, en una mini cancha cerca del ayuntamiento con los niños del lugar.

El fútbol, nos ha dado muy buenas experiencias a lo largo de nuestros viajes. Nos ha brindado la posibilidad de ver como nuestro hijo Álvaro compartía jornadas con otros niños en cualquier rinconcito de este mundo, con los que muchas veces ni siquiera nos entendíamos, hemos vivido momentos inolvidables que seguramente de otra forma nunca hubiéramos disfrutado.

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Jugando al fútbol en Luang Prabang, Laos

«El fútbol es bello porque es sencillo.» Vujadin Boskov