Seguimos quedando maravillados de las ciudades alemanas que estamos visitando, esta vez nos referimos al casco antiguo de Stralsund, otra maravilla de estilo medieval perfectamente conservado y que no deja indiferente a nadie.

Con sus callejuelas llenas de comercios de todo tipo y sus plazas empedradas repletas de niños lugareños y visitantes revoloteando alrededor de su gran fuente, imponentes edificios religiosos, tres concretamente, de ladrillo propios de la arquitectura eclesiástica del gótico de finales del medievo, el Palacio del Gobierno Sueco, o el ayuntamiento son algunos ejemplos de las maravillas con las que te puedes topar si paseas como nosotros por este maravilloso casco antiguo declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

Como ciudad portuaria que es, las gentes de Stralsund se mueven en ambientes idílicos al lado del mar, toman cerveza y charlan animadamente en antiguas tabernas decoradas con motivos marineros que invitan a entrar y compartir historias fascinantes que sin duda tienen las ciudades de esta zona del Mar Báltico.

Stralsund

Plaza principal de Stralsund

Stralsund y el Parque Nacional Jasmund

La ciudad de Stralsund es un buen destino si decides viajar con los más peques de la casa, pues posee uno de los acuarios más interesantes que hemos visto en mucho tiempo, se trata del Ozeaneum. En él te sumerges en los fondos marinos del Mar Báltico, en el Mar del Norte, por el Atlántico y hasta alcanzar el Ártico. Sin duda una experiencia que deja a toda la familia con un buen sabor de boca.

Stralsund

El Ozeaneum

Después de la visita al Ozeaneum seguro que os entra hambre, así que una buena opción es sentarse en uno de los puestitos que hay alrededor y degustar un bocadillo de salmón ahumado o probar alguna de las diferentes opciones que ofrecen, sin duda es una grata experiencia para el paladar y para el olfato, pues los olores que se dispersan por todo el muelle son difíciles de olvidar.

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Puestos de ahumados

Nosotros como además nuestro joven viajero ya empieza a sentir interés por la historia y el arte, decidimos que sería una buena ocasión para subir hasta lo más alto del campanario de la iglesia de Santa María, considerada la iglesia más grande de la región de Pomerania Occidental. La altura de su torre campanario es de 104 metros y para llegar hasta su mirados tuvimos que subir un total de casi 400 escalones, si a ello le añadimos que era al mediodía y que hacía un precioso día de verano, os podéis imaginar la alegría que nos dio el llegar arriba, el esfuerzo mereció la pena ya que desde esa altura, se disfruta de unas vistas espectaculares.

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Subiendo a lo alto de la torre de Santa María

Arquitectura de la ciudad vista desde Santa maría

Arquitectura de la ciudad vista desde Santa María

No podíamos irnos de la zona sin hacer otro alto en el camino y visitar la preciosa isla de Rügen. Es la mayor de las islas de Alemania ya que cuenta con casi mil kilómetros cuadrados y un sinfín de maravillas que hacen que nuestra estancia en ella haya sido inolvidable.

Varios Balnearios centenarios visitados en su época por las más altas personalidades del país y convertidos hoy en preciosos hoteles de lujo, infinitas playas bañadas por el Mar Báltico y una naturaleza casi virgen, nos han echo descubrir una de las zonas más bellas situadas frente a la costa pomerana.

A ella llegamos desde Stralsund atravesando por carretera el puente Rügendamm, aunque también se puede llegar en tren. Al llegar hasta aquí solo teníamos en mente una cosa, disfrutar de la belleza incomparable del El Parque Nacional de Jasmund. Este parque, es una reserva natural situada en el norte de la isla de Rügen, famoso por tener los escarpados cretácicos más grandes de Alemania, los llamados Königsstuhl, además de uno de los bosques de hayedos más impresionantes del mundo y declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

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Parque de Jasmund

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Saltando de alegría por estar aquí

Llegamos a él por la tarde y lo primero que hicimos fue aparcar la furgoneta en el fabuloso Parking de autocaravanas del que dispone, con baños y zona para el vaciado y llenado del depósito, además de varios hoteles cercanos, restaurantes y comercios, todo un lujo. Hacía una tarde espectacular, el cielo de un tremendo color azul y el sol que tímidamente atravesaba el espeso y bellísimo bosque.

No hay palabras para describir el maravilloso espectáculo natural que se abría ante nosotros. Miles y miles de altísimos hayedos que nos custodiaban durante nuestro recorrido por los sombríos senderos a veces interrumpidos por un lago y varios estanques que le daban si cabe un aspecto más bucólico.

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Hermosos senderos posee el Parque

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Naturaleza en su máximo explendor

Infinidad de personas se cruzaron con nosotros por el camino, personas que como nosotros no dejaban de disparar sus cámaras, atónitos por tanta belleza. Padres de familia paseando con sus hijos y mostrándoles la belleza que la naturaleza es capaz de ofrecer. Un sendero que nos llevó hasta los maravillosos acantilados y claro está, no podíamos dejar escapar la ocasión de bajar hasta la playa y así lo hicimos, un estrecho e inclinado sendero nos llevó hasta ella. Una vez más nos quedamos boquiabiertos por tanta belleza y después de pasear a lo largo de la playa por encima de sus coloridos callados, nos dispusimos a enfilar el empinado sendero que nos llevaría de nuevo a atravesar los hayedos hasta llegar a La Cali.

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Los acantilados del Parque Jasmund

Cansados a la vez que emocionados, solo nos quedaba preparar una suculenta cena, y brindar por el día tan maravilloso que se despedía de nosotros con un bonito atardecer. Descorchamos un rico vino alemán y brindamos por ello, la ocasión sin duda lo merecía.

Hicimos noche en el Parque, lo que sin duda nunca olvidaremos ninguno de los tres.