Encantados de conocerte Georgetown, pero tenemos que seguir avanzando ya tenemos mirada la partida hacia Kuala Lumpur.  Hasta las 2 de la tarde no nos sale el bus, lo que hacemos es aprovechar y dar un corto paseo por Chinatown, después recogemos las mochilas y vamos andando hasta la estación de buses que se encuentra justo en la separación de la parte nueva de la ciudad con la vieja.

Pegado a la estación de buses hay un gran centro comercial en el que aprovechamos para dar un vistazo, comer algo y ponerme los pelos de punta por los precios tan económicos de los aparatos de tecnología, ya que Pulau Penang, isla donde se encuentra esta ciudad, esta libre de impuestos, lo que abarata todo, menos la cerveza, jajajaja, que salvo en Pulau Tioman en toda Malasia es cara, pero bueno que se le va hacer, son los pequeños esfuerzos que hay que realizar al viajar, beber menos cerveza.

El bus sale puntual, como siempre aquí en Malasia, subimos a el maravillados, pues es de primera clase VIP 18 asientos, se hacen cama totalmente, tiene individualmente cada asiento una pantalla en la que puedes ver películas, documentales o divertirte con los juegos tipo consolas que tiene, los asientos también te dan masajes en lumbares y piernas, la verdad que un lujo total en el que nos vamos a meter unas 5 horas seguidas, pero así da gusto hacerlas.

Llegamos a Kuala Lumpur entre las 7 y las 8 de la tarde, justo en Chinatown…. y ahora empieza nuestra odisea de siempre que llegamos a una ciudad, buscar alojamiento. En marcha, nos colgamos las mochilas y a caminar toca, miramos en varios sitios pero estan a full, así que poco a poco empezamos a desfallecer, pero como no hay mal que por bien no venga, conseguimos uno de los mejores alojamientos de bajo coste en los que hemos estado en cualquier parte del mundo, incluso ya quisieran alojamientos de mas de tres estrellas tener el servicio y ofrecerte lo que te ofrece el Reggae Mansión, alucinante, y más en el ambiente en el que te lo ofrece, es total, nos gusta tanto que al final nos alojamos las cuatro últimas noches que vamos a pasar en Malasia.

Con la típica amabilidad y simpatía malaya,  juegan con Alvaro, no lo dejan tranquilo, les alucina su pelo rubio y largo, es fantástico.

Una vez despojados del equipaje, nos damos un un paseo, como no, por Chinatown, cenamos y nos retiramos a descansar hasta el próximo día.