Malaca nos gustó, nos pareció una ciudad muy coqueta, sobre todo Chinatown, pero después de un par de días estábamos impacientes por salir hacia Singapur, solo escuchar ese nombre apetece ir a conocerla, teníamos muy buenas referencias de ella. Nosotros que nos gusta visitar grandes ciudades, esta es una que no nos podía defraudar.

Sobre las 15.30 horas llegamos a la Estación de Autobuses de Queen Street. Calor, humedad, y hambre era el ambiente que nos rodeaba, aún teníamos que buscar alojamiento. Habíamos mirado algo por internet, pero no nos dimos cuenta que era viernes y ya estaba a full la ciudad, y nos encontramos con varios letreros de “hostel full”.   Como ya lo teníamos medio asumido, decidimos ir a un precio superior y buscamos hotel,  solo íbamos para tres noches y no queríamos perder mas tiempo buscando. Nos alojamos en el Beach Hotel, situado en la calle del mismo nombre, en el Distrito Colonial, habitación grande, limpio, pero no muy allá, la habitación apestaba a tabaco, por su precio esperábamos algo mas, nos costó 85 Euros sin desayuno, por los tres.

Singapur nos impresionó desde el primer momento, esas avenidas anchas, su tráfico bien organizado, ¡¡ no habían coches estacionados en doble fila !!!!,  las aceras súper limpias, ¡¡¡¡no había chicles ni cacarrutas de perro en las aceras!!!!, edificios modernos, esa cantidad de rascacielos acristalados que casi tocan las nubes y todos esos centros comerciales unidos unos con otros por pasos subterráneos (es decir, mas centro comercial por debajo de tierra) y bien integrados con las estaciones de metro. Su transporte publico ejemplar, limpio, nuevo y puntual, que te lleva a cualquier rincón del país. Todo muy impresionante para lo que estamos acostumbrados en mi ciudad.

Primeramente nos dirigimos andando hasta la Marina Bay, es un súper complejo hotelero de lujo en Singapur. Cuenta con una piscina infinita de 150 metros con vistas al horizonte de la ciudad y de la bahía de Marina, ademas de un mirador público. La piscina sin bordes del Arenas Skypark es una maravilla impresionante de la ingeniería.

El Marina Bay Sands cuenta con tres hoteles de 50 plantas de 200 metros de altura que están unidas en su parte superior por un jardín panorámico en forma de barco, desde el cual se puede pasear, contemplar las tribunas del gran circuito de fórmula 1, ver la ciudad y el mar desde otra perspectiva.Para poder subir hasta el y admirar el espléndido atardecer que caía esa tarde sobre la ciudad, cogimos el ascensor que tardó 25 segundos en subir 56 pisos de altura, UF!!!!!!. Fue fantástico poder contemplar como iban cambiando los matices de luz sobre los Quay, y como se iban iluminando los rascacielos del Distrito Financiero.

Ya cuando cayó la noche, disfrutamos de un paseo por el centro comercial y jardines del Marina Bay, y buscamos un lugar donde cenar, estábamos cansados del día tan largo que llevábamos y decidimos apostar por algo cerca del hotel. Bueno en Singapur no hay problema, está lleno de establecimientos donde comer, todo tipo de comida asiática e internacional.