Amaro Pargo, un pirata sin pata de palo.

Pues si amigos, nuestras queridas islas Canarias por su importante situación geográfica en la ruta de las Indias, fueron durante los siglos XV y XVI el centro de la piratería mundial.

Curiosamente en la isla de Tenerife también podemos presumir de tener alguna de las curiosas historias que se cuentan y que nos remiten a la oscura época de la piratería y como no a sus protagonistas indiscutibles, los piratas. Si hablamos de ellos os diremos que de Tenerife y concretamente de la ciudad de San Cristobal de La Laguna era nuestro pirata más famoso, Amaro Rodríguez Felipe, más conocido como Amaro Pargo.

Su afán de conocer mundo le llevó a abandonar desde muy joven su isla, embarcándose en mil y una contienda, su vida estuvo plagada de emocionantes aventuras que le llevaron a convertirse en pirata, corsario, caballero hijodalgo y hasta le fue concedido un certificado real de nobleza y armas.

Amaro Pargo

Amaro Pargo, famoso pirata canario

Amaro Pargo, un pirata canario de leyenda

Durante los años que ejerció la piratería, Amaro llegó a cometer crímenes y a enfrentarse al mismísimo Barbarroja. Consiguió amasar una gran fortuna, comerció en España, Europa y América, exportando a La Habana y Venezuela entre otros, el aguardiente que producía en su importante destilería de Tegueste y el vino de Malvasía de su propia cosecha. Además de la destilería, numerosos terrenos, acumuló la importante cifra de más de 60 casas y un palacete que malamente sigue en pie en Machado, en la isla de Tenerife. El tráfico de esclavos también estuvo presente en el currículum comercial de Amaro Pargo.

Ya de vuelta a la isla y quizás arrepentido por más de una cruel acción llevada a cabo durante sus años de Pirata, se volvió generoso y también piadoso, como lo describe Balbina Rivero en su nuevo libro. De entre alguna de sus obras de caridad fue la de donar importantes sumas de dinero a conventos e iglesias, incluido el damasco que regaló a la Catedral de La Laguna.

Quizás por este acercamiento a la iglesia fue que conoció a la monja Sor María de Jesús, apodada “La Siervita”. A lo largo de los años de estudios sobre su enigmática vida, se ha podido confirmar que la relación que mantuvo nuestro valiente pirata Amaro Pargo con dicha monja fue más allá de una simple amistad ya que incluso se le permitía visitarla en el convento de clausura donde Sor María estaba recluida.

Amaro Pargo murió con 69 años y nunca se casó, aunque se sabe que tuvo un hijo ilegítimo en La Habana fruto de su relación con Josefa de Valdespino, una cubana de buena familia.

Hoy a todos los que os apetezca visitar su tumba, la podéis encontrar en la ciudad que le vio nacer, San Cristóbal de La Laguna, concretamente en la iglesia de Santo Domingo.

La tumba sorprende a todo el que la visita, pues se trata de una lápida de mármol en la que hay grabados el escudo familiar y el símbolo pirata por excelencia, dos tibias cruzadas y la calavera que aparece haciendo un guiñó con el ojo derecho.

Amaro Pargo

Iglesia de Santo Domingo