Hoy no madrugamos mucho, hasta las nueve no sale el bus hacia Kulau Besut y nuestro hotel no está a mas de diez minutos de la estación. Hace calor, es domingo y todo parece mas relajado hoy, estamos ansiosos por llegar a las Pulau Perhentian.

En la estación de buses nos informan de que el único bus que se dirige hacia Besut es uno indirecto, que tarda unas dos horas, circula por carreteras secundarias y hace muchísimas paradas. Genial!!!… pero no nos importa ni siquiera el hecho de no tener aire acondicionado con el calufón que está cayendo, el bus lleva durante todo el viaje las ventanas y las puertas abiertas, no se nota para nada el calor.. Viva Asia!!!.

Sin duda la nuestra, es una forma curiosa de conocer ciudades, pueblos y aldeas, que de hacerlo por carreteras principales, sin duda nos hubiéramos perdido, así que no le damos mucha bola a eso y adelante. Se trata de una experiencia más.
Al final nos encantó el recorrido que nos hizo, a parte de ser extremadamente económico, no llegó a 1 euro los tres. Como os podéis imaginar, en estas condiciones los turistas brillaban por su ausencia y solo viajábamos nosotros tres y una parejita.

Sobre las once estamos llegando a Kuala Besut, una aldea que no tiene mas importancia y que no pararías si no fuera porque desde aquí parten los botes rápidos hacia las Perhentian. Nos toca mirar agencias para sacar los tickets. Nos dicen que hasta las 14.30 horas no salen, pues perfecto, los compramos, acomodamos las mochilas  y nos vamos a dar una vuelta por la zona del puerto para comer algo y hacer cambio de divisas.

Sobre las 15.30 horas llegamos a Long Beach en Pulau Perhentian Kecil, la isla pequeña que conforman este archipiélago de dos. No sin haber realizado paradas en las otras playas para desembarcar gente. El bote va a tope y nosotros asustados, pues todos los viajeros van con reserva de alojamiento, cosa que nosotros no….Cojonudo!!!…en pleno mes de Agosto, temporada alta y la isla a rebosar de viajeros

….Reflexión familiar…estamos preparados para dormir debajo de un cocotero?

Pero a medida que nos acercamos a la orilla, se nos cae la baba, un arenal blanco como la nieve y ese agua color azul turquesa, lleno de cocoteros que caen al mar, nos parece que hemos vuelto al paraíso. Sin embargo, nos sorprende la gran cantidad de barquitas que hay en la orilla, días después nos damos cuenta de que todo en esta isla entra y sale por mar, ya que no existen carreteras ni vehículos de ningún tipo.

Después de la impresión toca buscar alojamiento, hace bastante calor, así que decidimos dejar las mochilas en la playa y empezar a recorrer las cabañas mas cercanas al punto donde hemos desembarcado y Dios!!! que suerte la nuestra, que en la tercera puerta que tocamos encontramos sitio para los tres, el Ohlala Guesthouse, una longhouse típica, separada por pequeñas habitaciones con ventilador y mosquiteras, baños al estilo balines, que se encuentran en la parte inferior. Enclavada en la arena con toda la playa a nuestros pies y  sobre todo, una cosa importantísima aquí, electricidad desde las once de la mañana hasta las siete de la mañana, 20 horas seguidas, cosa que no todas las cabañas proporcionan.

Una vez acomodadas las mochilas, corriendo vamos a darnos un baño, así pasamos la tarde hasta que se hace de noche y observamos como se transforma la playa, sin apenas darnos cuenta la blanca arena se llena de mesas y sillas de los restaurantes y bares de copas, de juegos malabares con fuego, antorchas, diferentes tipos de música transformándose en un ambiente de fiesta y diversión. Estamos alucinados por el cambio, pero nos gusta, creo que esa tarde nos abducieron, hicieron que nos enamorásemos de la isla.