El mirador de Ortuño, donde el reloj se detiene. De un tiempo a esta parte solo veo a la gente correr correr y correr, da igual que no tengan nada mejor que hacer, las prisas por llegar a ninguna parte o a todas, se ha convertido en un clásico y la palabra que todo el mundo entona, mínimo una vez al día es “estrés”.

¿Os habéis preguntado alguna vez el por que de tanto correr?, está bien que seamos activos, pero a la vez que creemos que avanzamos, sin darnos cuenta nos estamos perdiendo un montón de cosas que con las prisas nos pasan por delante de las narices y no nos damos cuenta.

Prisas, prisas y más prisas..¡¡Ya está bien!!.

Sin ir más lejos, hace unos días decidimos coger el coche e ir a dar una vuelta por la cara norte de nuestra bonita isla, aprovechando el buen tiempo del que disfrutamos. El plan elegido era llegar hasta las Cañadas del Teide, dar un paseo por alguno de sus senderos y luego ir a comer a un guachinche (casa de comidas típicas en Tenerife) con unos amigos que vinieron a visitarnos.

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Vistas al Teide desde uno de los miradores de la carretera

Quedamos en el punto de encuentro que viene siendo el habitual, en el pueblo de La Esperanza, justo antes de enfilar hacia el Teide. Para los que habéis escogido esta ruta alguna vez, estaréis de acuerdo con nosotros en que es una preciosidad. Un maravilloso recorrido por esta carretera denominada la dorsal que serpentea entre bosques de altísimos pinos canarios y nos va dejando al descubierto hermosos paisajes.

Siempre que salimos de excursión, ponemos en práctica lo que algunos de nuestros amigos llaman el SlowDriving, o sea, conducir tranquilos, sin prisas, para poder disfrutar de todo lo que nos rodea. Tenemos todo el día por delante y a veces nos sorprendemos de como algunos de los coches o motos que circulan a la par que nosotros, por la misma carretera, nos adelantan a toda velocidad, poniendo en peligro sus vidas y las nuestras también, total para llegar unos minutos antes, tranquilos amigos, que el Teide no se va a mover, no hace falta correr tanto.

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Carretera dorsal en Tenerife de camino al Teide

Debemos circular con precaución por todas las carreteras en general, pero por ésta en particular, pues a pesar de contar con un asfalto en bastante buen estado, tiene bastantes curvas y lo más importante, un sinfín de miradores a los que bien merece la pena dedicarles unos minutos de nuestro tiempo. Esta práctica, no solo es recomendable para estirar un poco las piernas, sino porqué nos dará la oportunidad de descubrir otra perspectiva de la isla, sin duda, una perspectiva de las más bonitas, desde la altura, abriendo ante nosotros una ventana de una inmensa belleza natural, de un monte alpino, bañado por un azul océano Atlántico como telón de fondo. Una vez más, debemos aparcar nuestras prisas por llegar a la cumbre y disfrutar de cada momento, la ocasión bien lo merece.

Volviendo a la carretera y después de recorrer unos escasos 19 Kilómetros, ya hemos alcanzado los 1.590 metros de altitud. Llegados a este punto, nos encontramos con uno de los miradores que a nosotros particularmente más nos gusta, el mirador de Ortuño. Desde él, tendremos una de las mejores vistas hacia nuestro querido volcán Teide y el espectacular mar de nubes que lo acompaña permanentemente. En los días despejados y desde este mismo mirador, también podremos observar bajo nuestros pies el impresiona valle de La Orotava y a lo lejos, la estilizada silueta de la isla de La Palma.

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Vistas al mar de nubes

Mirador de Ortuño en Tenerife

En este mirador, el tiempo parece detenerse, el ruido no existe, solo se oye el susurro del viento cuando pasa a través de los pinos, el piar de los pájaros dándonos la bienvenida, el olor a tierra mojada que ha dejado el rocío de la noche. Para los que siempre andáis con prisas, os aconsejamos que empecéis a pensar que sin ellas, disfrutaréis mucho más de cada minuto, de cada segundo, de las maravillas que nos ofrece la Naturaleza y que muchas veces se nos escapan.

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Belleza Natural en estado puro

Como veis, a pesar tener la gran suerte de vivir en este paraíso llamado Tenerife todo el año, nos encanta recorrer sus paisajes una y otra vez, cuando nuestros trabajos y los compromisos deportivos de Álvaro nos lo permiten.

Una y otra vez nos detenemos en los mismos lugares, como en este mirador de Ortuño y observamos las mismas cosas, como nuestro querido Teide y su espectacular mar de nubes, pero sabéis que?, cada vez es distinta a la anterior y seguro que también lo será a la próxima, porque nosotros cambiamos, porque hemos aprendido a valorar lo bueno, hemos aprendido que las prisas hay que aparcarlas y disfrutar de nuestro tiempo y de nuestra gente, hemos aprendido a poner en práctica el SlowDriving.

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Nunca nos cansaremos de contemplar a nuestro Teide desde el mirador de Ortuño